Wednesday, November 13, 2019

COMENTARIO DE PLATÓN RESUELTO (II)

-Te olvidas nuevamente, amigo mío, que nuestra ley no tiende a que una sola clase lo pase excepcionalmente bien en el Estado, sino que se las compone para que esto suceda en todo el Estado, armonizándose los ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo que unos a otros se presten los beneficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad. Porque si se forja a tales hombres en el Estado, no es para permitir que cada uno se vuelva hacia donde le da la gana, sino para utilizarlos para la consolidación del Estado. Platón, República, libro VII, Ed. Gredos. PROPUESTA DE SOLUCIÓN El presente fragmento pertenece al libro VII de “La República” de Platón, en concreto a la conocida como alegoría de la caverna. En este diálogo, que pertenece a la etapa de madurez del autor, se hace una exposición de la teoría de las ideas y sus implicaciones pedagógicas y políticas. El texto que analizamos se sitúa a continuación de la escena del mito y aborda las implicaciones políticas de la teoría de las ideas. Platón, a través de Sócrates, acaba de proponer que el filósofo, aquel que ha salido de la ignorancia (la caverna) es el más indicado para ocuparse del gobierno de la ciudad y Glaucón se pregunta si es correcto forzar al filósofo a dedicarse a la política cuando podría pasarlo mejor “en el estudio”. En respuesta a ello viene este fragmento. Se afirma que la formación de los filósofos tiene como objetivo conseguir la justicia en la polis y la consolidación del Estado. Cada “clase” debe aportar aquello que pueda a la comunidad y el objetivo es la armonía (justicia). Para ello se debe persuadir, y si es necesario forzar, a los individuos. Este planteamiento ilustra la propuesta política de Platón acerca de la justicia en la ciudad ideal. La sociedad justa tendrá una estructura y funcionamiento afín al del alma humana. Existe un isomorfismo estructural y funcional entre lo antropológico y lo político. En el alma encontramos racionalidad (parte racional), voluntad (parte irascible) y deseos (parte apetitiva). La razón debe gobernar a la voluntad y a los deseos. El ejercicio de la razón ha de ser prudente y sabio (virtudes de la parte racional) para conseguir una voluntad fuerte (fortaleza) y unos deseos moderados (templanza). Así existirá armonía (justicia) en el individuo. De la misma forma, Platón concibe tres clases o grupos sociales formados por los individuos en función de la parte del alma dominante en ellos. De esta manera tenemos los artesanos y productores, en los que domina la parte apetitiva y que deben ser moderados, los guardianes, en los que predomina la parte volitiva y a los que se pide coraje (fortaleza) y por último los filósofos-reyes, en los que prima la racionalidad y deben ser, por tanto, los que se ocupen del gobierno de forma prudente y sabia. Con esto Platón establece una especialización funcional en la que unos producen, otros defienden y otros gobiernan (“los beneficios que cada uno sea capaz de prestar...”). Hay que destacar, por último, que el objetivo de la filosofía platónica es la justicia en la ciudad, entendida como armonía, y que el Estado, como empresa educativa, “forja a tales hombres de Estado” no para que hagan lo que quieran, sino para la consecución de un buen gobierno.

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