Wednesday, May 02, 2007

Hegel

EL IDEALISMO ABSOLUTO DE HEGEL (170-1831) y LOS HEGELIANOS

Según Hegel la totalidad de lo real debe entenderse como razón. Esta totalidad de lo real es lo absoluto, aquello a lo que el conocimiento científico según Kant debía renunciar aunque fuera una aspiración de la naturaleza humana. Esta razón Hegel la entiende como espíritu, es de naturaleza espiritual y racional. Sostiene una equivalencia entre realidad y racionalidad al afirmar “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Es algo así como llevar hasta sus últimas consecuencias la metafísica racionalista.

Esta razón de la que habla Hegel, es una razón histórica. El espíritu es el sujeto de la historia. Se encuentra en constante movimiento y evolución. La realidad es, como quería Heráclito muchos siglos antes, dinámica. Hegel entiende la realidad como motilidad. Este dinamismo se despliega superando contradicciones, es decir dialécticamente mediante la estructura de afirmación (tesis), negación (antítesis) y negación de la negación (síntesis) que se convierte a su vez en una nueva tesis.

La filosofía hegeliana defiende el carácter progresivo de la realidad. Cada momento histórico es una manifestación de la razón, que contiene los momentos anteriores (que han sido superados dialécticamente) y que a su vez tendrá que ser superado por la propia dinámica de la razón.

Esto tiene implicaciones para la forma de concebir la naturaleza humana que será considerada desde un punto de vista histórico.

El problema de la historia ya había sido planteado en Kant que delimitó un reino de libertad, nouménico, ajeno a la causalidad natural, del mundo fenoménico, en los que se hallaba escindido el ser humano, entre razón y voluntad, entre deber ser y ser, para acabar postulando una realidad trascendente donde la voluntad es puramente racional y libre. Esta disociación para Hegel no se origina en la naturaleza humana sino en la historia y en la propia historia ha de encontrar su superación

La historia no será una secuencia de causas y efectos sino que obedece a una lógica interna que no es la lógica de la identidad sino la lógica dialéctica. El conocimiento sólo será verdadero conocimiento mientras sea conocimiento absoluto, y no conocimiento fenoménico, como afirmaba Kant, que renunciaba a obtener verdadero conocimiento más allá de lo fenoménico. El conocimiento de un particular, para Hegel, debe realizarse en relación con la totalidad de lo real. Realidad y pensamiento se unifican.

La historia es, entonces, un proceso dialéctico de la realidad cuyo sujeto es el espíritu o mente (Geist) cuya actividad es el conocimiento de sí mismo. Su dialéctica parte de la idea pura (tesis), que se niega en la naturaleza (antítesis) para luego conciliarse ambas (idea y naturaleza) momento en que la realidad se convierte en sujeto. En este momento cabe diferenciar (a) el espíritu subjetivo, cuando el espíritu se expresa a través del individuo humano como libertad y pensamiento hasta alcanzar autoconciencia, (b) el espíritu objetivo, racionalidad plasmada en las instituciones. El espíritu subjetivo como querer libre necesita un ámbito objetivo en que realizarse y esa libertad la alcanza el individuo en el Estado racional, que identifica la voluntad del individuo y la del Estado, (c) espíritu absoluto, momento de plenitud en la realización del espíritu al alcanzar éste la autoconciencia a partir del arte (su manifestación sensible), la religión (de la representación estética al interior del sujeto) y filosofía (reconciliación definitiva y perfecta). El Estado racional es identificado por Hegel, y la derecha hegeliana como el Estado que les ha tocado vivir y el cristianismo como figura histórica en que aparece la libertad del individuo basada en la igualdad de los hijos de Dios.

Hegel murió en 1831. Sus discípulos se agrupan en dos ramas la derecha y la izquierda hegeliana, denominación que les dio David Strauss en 1837.

En cuestiones de política, la derecha hegeliana entiende que el Estado prusiano es el Estado racional cuyas instituciones y realizaciones constituyen el punto final del desarrollo histórico. La izquierda, sin embargo, sostendrá que el proceso dialéctico no puede detenerse y que dicho Estado será negado y superado dialécticamente. En lo referido a religión, la derecha interpretó que el hegelianismo era compatible con la religión cristiana y su cuerpo dogmático, mientras que le derecha negó dicha compatibilidad: el fenómeno religioso nos proporciona información sobre las aspiraciones humanas pero no facilita acceso a trascendencia a alguna. La religión puede reducirse a simple mito.

En resumen, la derecha hegeliana heredó y conservó el sistema hegeliano mientras que la izquierda intentó explotar los aspectos más revolucionarios: el método dialéctico.

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